Pintor y diseñador conocido por su inventiva surrealista, desarrolló un estilo pictórico expresivo y colorista, muy vinculado a sus experiencias vitales y a las tradiciones religiosas y populares de la comunidad judía rusa.
Sus inquietudes artísticas le llevaron a Paris en 1910, donde alcanzó su madurez artística. El uso singular del color y la forma derivan en parte del expresionismo ruso y recibió una influencia decisiva del cubismo francés.
A pesar de su apreciable relación con ciertos movimientos artísticos, especialmente con el surrealismo, nunca se unió a ninguna vanguardia. Su vida estuvo marcada por el desarraigo de su tierra natal y su cultura, que marcará el recorrido de su obra artística, confiriéndole un estilo y lenguaje propio y único.
En el transcurso de su larga trayectoria trabajó también en el campo de la ilustración, así como cerámica, relieve y mosaicos. También diseñó la puesta en escena de diversas piezas de teatro y ópera.